13.6.17

claves de la economía circular

la nación

En repensar las estrategias de producción de bienes y en darle un nuevo sentido a la manera en que las personas se vinculan con ellos, están las bases de la llamada economía circular. Entre sus postulados se plantea que aquello que en un esquema de economía lineal (producir, consumir y tirar) es considerado basura, pueda pasar a tener una nueva vida útil, muchas veces como un insumo para fabricar nuevos productos.

Así, se afirma, se ayuda a cuidar el planeta, porque se evita un nivel innecesario de producción, se reduce la cantidad de elementos contaminantes en el ambiente y se disminuye la energía necesaria para producir.

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La economía circular se emparenta con otras formas adoptadas por una parte del mundo productivo. La economía verde se propone reducir o revertir impactos negativos medioambientales. La economía azul, promovida por el emprendedor belga Gunter Pauli, se basa en rescatar recursos que están disponibles (pero desaprovechados) en las comunidades, para promover el desarrollo local. Y la economía del triple impacto, surgida de las B-Corporation en EE.UU., está integrada por empresas que tienen el propósito de generar beneficios sociales y ambientales sin perder de vista la rentabilidad.

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1 - Usar y reusar productos y componentes y convertir residuos en recursos


En el corazón de la economía circular late la necesidad de un cambio en la lógica tradicional de la producción y el consumo. La Fundación Ellen McArthur, una de las instituciones globales líderes en la promoción de este modelo, postula que la economía circular “es reparadora y regenerativa y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento”.

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Una particular manera de rescatar recursos está en las prácticas de la economía azul. (…) Algunos de los proyectos desarrollados en el mundo bajo el esquema “azul” (Pauli dice que de ese color se ve el planeta desde el espacio) llevaron a la producción de hongos comestibles a partir de restos del café, de detergentes usando cáscaras de cítricos, y de papel aprovechando residuos de la minería.

2 - Gestionar los residuos, tarea para el hogar, las empresas y el Estado

Uno de los objetivos es lograr que haya cada vez menos basura y más material reutilizable como insumos. En esta tarea hay responsabilidad de las empresas, pero también se advierte que se necesita un marco más amplio, con acciones del Estado que ordenen una acción.

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Sólo por citar dos casos: Xinca es una empresa mendocina de calzado que utiliza neumáticos en desuso para las suelas, y La Escombrera es un emprendimiento cordobés que transforma escombros en un material para la construcción.

El principio inspirador de esta estrategia está en “copiar a la naturaleza”, donde todo es capaz de transformarse para continuar dentro de un ciclo dinámico, en el que no se produce basura propiamente dicha.

3 - Diseñar para rescatar (y para producir bienes durables)

La responsabilidad de las empresas en la gestión de los residuos se inicia en la manera en que diseñan sus ciclos de producción y en los materiales elegidos. El químico Michael Braungart y el arquitecto William McDonough, en su libro De la cuna a la cuna. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas, postulan que, para “imitar a la naturaleza” y evitar desperdicios, debe haber una estrategia en la que desde la concepción y el propio diseño del producto se consideren cada una de las fases: extracción de la materia prima, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje.

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4 - Repensar el concepto de propiedad


La teoría de la circularidad cuestiona la necesidad que tienen las personas de ser propietarias de ciertos bienes. “Si lo que necesitamos es lo que el lavarropas nos provee, ¿es necesario ser los dueños del lavarropas?”, se pregunta Zorzoli. Que la empresa fabricante siga siendo la “dueña” del producto, sostienen los defensores de la circularidad, ayudaría a cambiar la lógica de un ritmo acelerado de consumo de bienes por una lógica basada en una mejor administración de los recursos, con los efectos favorables que eso tendría para cuidar la calidad de vida sobre el planeta.

Ese es, de alguna forma, el concepto que rige la práctica de los gobiernos de muchas ciudades, al poner a disposición de los ciudadanos bicicletas para uso compartido.

5 - Tener una estrategia para los envases

Una industria que está en el centro de la atención de la economía circular es la de envases. En el caso del vidrio, reutilizar una y otra vez los productos o descomponerlos para generar materia prima no es ninguna novedad. El envase de una bebida que hoy se compra puede estar hecho con materiales que vienen “circulando” desde hace 50 años o incluso más.

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6 - Orientarse a las energías de fuentes renovables

Otra de las metas de una economía con interés por el medio ambiente está en ir hacia un mayor uso de energías de fuentes renovables. La Fundación Ellen McArthur sostiene que los sistemas de producción deberían tratar de funcionar impulsadas fundamentalmente de esa manera, y afirma que eso sería posible “por los valores reducidos de energía que necesita una economía restaurativa”.

Un ejemplo concreto de menor necesidad de energía es que para fundir el vidrio molido no hace falta tanto calor como el que sí se necesita para fundir arena con cal, que es la materia prima del producto. “Al reciclar se necesita apenas el 25% de la energía que para el vidrio nuevo”, señala una guía sobre materiales recuperables publicada por la cooperativa Creando Conciencia, un emprendimiento cuyo objetivo de reducir daños medioambientales se une con el de la inclusión social.

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7 - Procurar la inclusión social y la creación de empleos

Para un movimiento como el de la economía de triple impacto, es un rasgo natural procurar un efecto positivo que involucre a los sectores más vulnerables de la sociedad. En el caso de la economía circular, la meta de una gestión adecuada de los residuos (eliminando fuentes de contaminación, que siempre afectan más a la población pobre) y casos como el de Creando Conciencia, muestran una fusión posible entre ambos objetivos.

Pero, más allá del potencial de los empleos verdes, llega una pregunta: si se consume de una manera más responsable y si se usan productos de mayor durabilidad, ¿no se afecta la capacidad de crear puestos? El economista británico Robert Skidelsky, que participó de un encuentro reciente de la OIT sobre el trabajo del futuro, identifica a la insatisfacción continua del consumidor y a la propensión a querer siempre más y más cosas materiales, como uno de los motores que llevó hasta ahora a generar puestos. En el futuro, y según dijo en una entrevista que le hizo LA NACION, si a la robotización de parte de los puestos se suma una tendencia a moderar el consumo, el nivel de trabajo pasará a depender en principal medida de otros fenómenos sociales, como la mayor esperanza de vida, que haría surgir tareas asociadas a la prestación de servicios de salud y de otro tipo para personas mayores.

8 - Redefinir el rol del consumidor y su relación con los bienes

“Los consumidores aún no hemos podido convertirnos en un factor de peso para contribuir a potenciar la economía circular”, afirma Zorzoli desde Amartya. “Cierto desamparo normativo, la falta de información y de visualización de los impactos, y el constante estímulo de hábitos de consumo basados en la comodidad y la inmediatez, hacen difícil transformar desde el rol de consumidores el sistema productivo actual”, explica.

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“Constituir un nuevo contrato social y transformar el sistema educativo son necesidades imperantes”, concluye.

9 - Financiar una actividad sostenible en reemplazo de donar

Algunos referentes de las nuevas economías creen que se debe revisar cómo se concibe la filantropía (definida por la Real Academia como “el amor por el género humano”). El cambio necesario consiste en dar el paso desde la donación hacia la inversión, para “hacer un uso más estratégico de los recursos”, según dice María Laura Tinelli, directora de Acrux Partners. (…) La diferencia con donar es que en este caso se alientan actividades que, se espera, sean sostenibles y mejoren la calidad de vida de las personas.

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10 - Identificar y darle fuerza al rol del Estado

“El Estado puede y debe definir las reglas de juego que faciliten la migración hacia una economía circular y que penalicen la linealidad en los procesos productivos”, afirma Del Castillo, que le asigna también a este actor social la responsabilidad de trabajar en la educación “ambiental, creativa y emprendedora” para que suceda el cambio. Entre las políticas específicas, hay quienes promueven una ley de envases, que obligue a incorporar siempre una parte de material reciclado a cada producto y que ayude a que puedan rescatarse botellas y frascos. Las normativas también podrían promover la recuperación de residuos capaces de transformarse en insumos, como el aceite usado por la actividad gastronómica.

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SILVIA STANG
“Diez claves para encontrarle la vuelta a la economía circular”
(la nación, 04.06.17)

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